OBRA
Arte Povera
Las creaciones de Carlos Carmona se enmarcan dentro del estilo Arte Pobre o Arte Povera, que se ubica dentro de las vanguardias artísticas de los años 60, tales como el Arte Minimal, el Land Art y el Arte Conceptual. Dicho estilo, se caracteriza por utilizar materiales humildes y generalmente no industriales cuyo valor reside su capacidad de deterioro, de transformación.
Comunicativamente, este estilo transmite emociones, valores tales como la marginalidad, el desgarro o la desesperanza, aunque, por otro lado, su apariencia expresa espontaneidad y creatividad, generando infinidad de interrogantes. Este contraste, dota de frescura y una vida a toda creación que se base en este estilo.
Carlos Carmona adapta el Arte Povera a su propia personalidad e ideología en este arte que le posibilita extender su cuerpo e ideas sobre su entorno. En su caso, el pintoresco paisaje de las Cuevas del Rodeo (Rojales, Alicante) aloja sus obras como si la propia naturaleza las hubiese colocado allí, creando un ambiente y una atmósfera que consigue adentrarnos en nuestros pensamientos y recuerdos.
La obra de Carlos Carmona podría plantearse inicialmente como una a partir de una revisión de los objetos, y atisbar, desde lejos, alguna posible relación con lo que fue el Pop español, más cercano a la povera que a la sociedad de consumo americana en donde se centran sus raíces. Pero realmente esto no es así, porque Carlos no utiliza referencias, él trabaja con la intuición y con la memoria entendida esta no sólo como la propia, sino también como la colectiva.
"Lo que existió una vez perdura". Sus esculturas son signos que buscan otros signos, que se unen y se convierten en objetos que se abren en dos niveles: el de la realidad y otro que nos habla de la ausencia, de la necesidad del hombre para que el objeto pueda vivir intensamente. El instrumento, la escultura visible es la escusa, la belleza que no se esfuma, que no perece, el pretexto para contarnos la historia de una ausencia, el hombre que no está, el viajero, el músico, aquel que estuvo, al que no vemos, al que no oímos, pero al que esta obra crea un cordón umbilical que nos hace sentir que esta ausencia posiblemente es la nuestra.
Tocar la ausencia no es fácil, este es el reto,
el sonido de la llegada y el adiós, la maleta del viajero
Que importa si hablamos de la vida o de la muerte, del punto de partida, del destino o del regreso, porque esta escultura no es más que nuestra propia memoria.
Rafael Maestro