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Carlos Carmona Bernal (Coria, Cáceres. 1957), que pasó gran parte de su vida en Jerez de la Frontera, desarrolló de manera autodidacta su faceta artística. Desde que tiene memoria, Carlos siempre se ha visto relacionado con la creatividad, ya que desde muy temprana edad comenzó a escribir y a familiarizarse con la literatura y la poesía. Con el paso del tiempo, fue evolucionando y cambiando de materia artística hasta encontrar la que de verdad le llenaba: la escultura. 

 

Carlos, en su juventud, se vio rodeado de artistas, una comunidad de creadores que le abrieron camino y de alguna manera, le introdujeron en el estilo de vida bohemio. El intercambio de ideas con dicho movimiento creativo y la constante adquisición de conocimientos supusieron un ambiente idóneo que influenció enormemente a Carlos; tanto que acabó convirtiendo el arte en su ilusión.  El artista resume ese proceso en:

 

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La vida son decisiones, y ante la infinidad de artes a las que dedicar su vida, Carlos eligió como compañera a la escultura, arte que marca un antes y un después en su vida y que sigue cautivándole.

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Ya con todas sus energías puestas en la escultura, Carlos trabajó con arcilla, material con el que experimentaba en el taller de su casa jerezana. A medida que su vida iba cambiando de aires, de gentes, de entornos, fue añadiendo otros materiales como la madera, material que introdujo al llegar a las Cuevas del Rodeo ubicadas en la localidad alicantina de Rojales. Dicho cambio supuso Carmona un antes y un después, ya que la costosa rehabilitación de las cuevas en iniciada en 1994 atrajo diversos artistas de la zona, dando lugar a una nueva comunidad con la que Carlos convive y comparte experiencias y conocimientos.

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Tras la madera y su correspondiente fusión con sus obras de arcilla, introdujo la piedra y el hierro, elementos que garantizan a sus obras fortaleza y perdurabilidad. Estas características resultan muy interesantes, pues el artista puede perdurar a través de sus obras por un tiempo infinito.

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Una vez conformada su obra y con ideas esculpidas que mostrar, Carmona inició su fructífera incursión en el mundo de la exposiciones. En ellas pone a disposición del público sus series artísticas, aunque, en realidad, su obra siempre está a disposición del público con una naturalidad solo comparable a la que el propio Carlos desprende.

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En sus inicios, su arte no tenía una definición concreta en cuanto temática, pues las obras reflejaban el estado de ánimo de Carlos en los momentos de inspiración, concibiendo su obra como 'la vida como contemplación'. Expresaba sus sentimientos con figuras gráciles y suaves, estableciendo en su obra un diálogo de forma y materia, ennobleciendo cualquier material con el tratamiento adecuado.

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Con el paso del tiempo, su obra fue avanzando y evolucionando hacia series de trabajos con una temática común, series que conformaan ideas y sentimientos que el artista exprime hasta crear una respuesta escultórica a los interrogantes que la vida le plantea.

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Cabe destacar que Carlos Carmona hace y deshace consigo mismo, decide y crea lo que quiere y cómo lo quiere, ésto es lo que le ilusiona. No se encaja en ninguna tendencia, pero se declara amante de lo pobre; ama la riqueza de la pobreza;

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La belleza de la pobreza

 

Es por ello que sus obras van encaminadas a mostrar la historia de los que menos tienen, la esencia de los objetos, el esqueleto de la forma: la vida mínima  y las grandezas que ésta oculta.

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Hoy día, Carlos Carmona vive en un equilibrio entre la gestión de la cueva-bar B.Art y su actividad creativa, dedicándose más a explorar nuevas posibilidades artísticas que a trabajar para exposiciones. Lo que le llena y le hace feliz es plantearse nuevos interrogantes y cuestiones que le da la vida, plasmándolos en su arte.

 

Por otro lado, aunque pueda parecer que Carlos pasa largos periodos sin exponer sus obras, eso no significa que su actividad haya cesado. Él está continuamente planteando nuevas vías de expresión, trabando con nuevos materiales y generando nuevas experiencias que doten a su arte de mayor diversidad y riqueza.

 

Con todo, la variedad y profundidad de sus creaciones le acercan cada vez más al entendimiento consigo mismo y con lo que le rodea.